julio 22, 2009

Una puerta al Inframundo

Tercera parte – Visiones, premoniciones, verdades?

Me dirigí a la mesa junto a la ventana, el hombre parecido a Homero Simpson tomó su pocillo, se levantó, mirándome con desprecio como si fuera el owner, digo, el dueño de aquel extraño bar, y se fue sentar a la misma mesa en donde estaba el hombre del celular y la libretita.

Vivi, cordial, me invitó a tomar asiento. Aunque me pareció que se sentía aliviada al verse librada de su compañía, no le dio importancia a la actitud de “Homero” hacia mi. Me observó con la misma concentración que un médico examina una radiografía. Creo que algo así quería hacer conmigo, como un diagnóstico previo a hablar con el paciente.

Por fin, me dijo: “Vos pensás mucho… y a veces por pensar tanto, no hacés”.

No sabía si le tenía que responder algo, así que aguardé … no fuera cuestión que estuviera tratando de enganchar alguna señal de algún ente y que mis inoportunas palabras le interrumpieran la conexión.

Menos mal, porque en seguida continuó: “Llama tu atención aquello que escapa a lo ordinario. Y en tanto el ‘pensar’ te lo permite, vas en busca de la explicación de los aconteceres poco frecuentes. No te gusta la rutina, y sin embargo, te aliás a ella.”

A qué negar que algo de lo me estaba diciendo podía ser cierto, pero también tenia yo en claro que estaba usando frases, sino trilladas, al menos generosamente abiertas a diferentes interpretaciones.

Iba a decirme algo mas, y en ese momento vuelven los gritos desde la mesa del rincón oscuro en donde estaban las tres mujeres, esta vez, discutiendo entre ellas. Todo el mundo se dio vuelta a mirarlas, excepto el Viejo de pelo blanco. Pero Vivi también. Con cierta elegancia, con voz diáfana pero con poderío exclama:

- Rosina! Bienvenida! Diamantina! Este lugar es lo suficientemente amplio y los parroquianos, tolerantes, para sólo tener que soportar vuestra presencia – la verdad, me llamó la atención el uso de la segunda persona plural en el lenguaje coloquial, pero quizá se debiera a que Vivi haya estado en diferentes partes de habla hispana– Recuerden siempre que fueron ustedes las que han pedido poder permanecer en este bar, cuando el mundo entero las desterró por los hechos cometidos, y nosotros (mirando a Homero, y al Viejo) en una larga y meditada sesión, por dos votos contra uno, convinimos en darles cobijo. Si son expulsadas de aquí… vuestro próximo destino no podrá ser otro que [la?] Luna. Y… hasta donde yo recuerdo (mentira, se debía acordar perfectamente, se le notaba en la cara!) no pueden volver allí…

Luego, a mi: “Disculpame linda… son excelentes en lo suyo, pero tienen problemas para convivir con los mortales”.

Cada vez entendía menos. O era gente muy excéntrica y se habían puesto de acuerdo en montar un número sólo para divertirse a mi costa, o en ese lugar pocas cosas eran lo que parecían ser.

Me sacó de mis reflexiones para continuar.

- Bien, eso es lo que veo de vos en esta primera cita (qué? iba a haber más?). Ahora, y simbólicamente por una moneda de un peso, con tu permiso, quiero ver y contarte lo que te depara el futuro.

Y se me quedó mirando. Tuve que revolver en mi morral para encontrar el monedero, y luego revolver el monedero en donde había papelitos con teléfonos de vaya a saber uno quién, anillos, una púa para tocar una guitarra, un muñequito de Jack, y si… también algunas monedas. Encontré lo que me pidió y se lo di, con cierto recelo, no por el valor en dinero pero sí por lo difícil que es hacerse de sencillo.

En seguida se la guardó en una cartera bordada, de donde sacó unas cartas o naipes con figuras femeninas.

- Voy a caer en un lugar común, pero acá, mirá esta carta (la miré) te sale como que sos una elegida. Ahora, como te salió esta a continuación… quedate tranquila, sos la elegida, the chosen one (parece que también debía haber estado en Inglaterra) pero no en un sentido mesiánico… se ve clarito que serás quien lleve adelante alguna búsqueda (ninguna visión del futuro: yo había ido a ese lugar buscando algo, pensé que me iba a decir algo más puntual).

Se apoyó en el respaldo de la silla, y como si me hubiera leído el pensamiento, continuó.

- Vamos a terminar esta tirada. Bueno, acá ahora te sale que mayormente vas a estar sola. No vas a descubrir la verdad del Universo, aunque con tu gesta además de romper un sortilegio, vas a darle a una gente… posiblemente una familia, no queda claro esto… una palabra que durante años no han podido recordar.

- Si estas de acuerdo… continuamos, aunque te advierto… vas a tener que enfrentarte con ellas – y señaló a las tres mujeres, y cuando me volvió a mirar, su mirada, antes poderosa, se volvió entre magnánima y de compasión, lo que me provocó un escalofrío- Ahora, andá con el señor, mientras estudio de qué manera te podré ayudar.

Así que volví a sentarme a la mesa frente al Viejo, que entonces parecía que estaba embromando al hombre de la libretita y el celular.

- No me digas! Salió el 78??? Y cuánto había puesto Manolo? Y Nilda la peluquera? La otra peluquera… la Assunta, ah, cierto que me contaste que ella sigue el 22.

- Con Manolo, la Nilda, y la Assunta, está todo bien, me pidieron otros números, cuenta el Sr. de la libreta mientras Homero le pide “al” Hermes que le alcance un vasito con moscato.- El asunto es con estos dos – y señala algo escrito en la ya famosa Norte.

- Caramba! – dice Homero, apurando su moscato – no podes zafar de ninguno de los dos… y encima jugaron doscientos pesos! Cuanto le tenés que pagar a cada uno?

El otro no contestaba. Entonces meditó Homero.

- Mira, con Miguel… va a ser embromado… pero después de todo lo podemos apurar batiendo en el barrio que el cura anda apostando en la lotería clandestina… el tipo no va a querer que se sepa … perdóname que sea crudo en mis decires, pero es la verdad, este es tu medio de vida, Pulpo! Lo tuyo son los burros y el juego, y con eso podes bancar a los bagayos con los que después andás!

- Si, ya se, ya lo pensé… bueno… se me ocurre esto: le pago al Fusible, que después de todo es un cliente fiel mío y dos por tres nos saca de un apuro cuando los de la luz vienen y nos cortan (puentea el medidor). Pero al padre Miguel… -se queda pensando- mirá, también le pago, pero en cuotas… porque … tiene ese defecto pero no es mala persona, y me recomienda en el barrio!

El Viejo gira y se me queda mirando, sonriente. Había dejado de tener temor a las tres mujeres, a Vivi, al Hermes… pero me empecé a preocupar que no fuera justo que cayera la poli con el veraz dato de que en el bar había juego clandestino y tuviera que ir en el mejor de los casos, como testigo del procedimiento, y en el peor… como cómplice.

(continuará…)